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Alimentación natural (o BARF) en hurones

Los hurones domésticos que nos hacen compañía en casa provienen de la domesticación de turones salvajes, hace ya más de 2.000 años. Aunque se han producido algunos cambios físicos y comportamentales asociados a la domesticación, muchas de las necesidades fisiológicas se mantienen prácticamente intactas, como es el caso de la dieta. Los turones (y, por tanto, los hurones) son carnívoros estrictos que se alimentan en la naturaleza principalmente de pequeños mamíferos (conejos, roedores), reptiles, anfibios, aves y/o huevos.

Por este motivo, cuando nos proponemos alimentar a nuestros hurones domésticos con lo que denominamos “dieta natural” (no procesada) o BARF (del inglés Biologically Appropiate Raw Food), debemos tener en cuenta que la variedad alimenticia resulta fundamental para prevenir desequilibrios y/o déficits nutricionales.

Seguridad de la dieta

Cuando nos planteamos ofrecer dieta cruda a nuestros hurones, debemos tener en cuenta algunos factores que pueden ser clave para el éxito tanto nutricional como de seguridad alimentaria:

  • Origen del alimento: debemos obtener alimentos en buen estado y de calidad, ya que van a conformar la dieta de nuestro hurón. Deben evitarse sobras en mal estado o de origen sospechoso. No es recomendable dar alimento proveniente de animales no controlados (por ejemplo, roedores que podamos capturar en el campo).
  • Conservación del alimento: siempre debe mantenerse la cadena del frío. Se recomienda la congelación previa de los alimentos que van a ofrecerse crudos, para minimizar la posibilidad de patógenos productores de toxoinfecciones como Salmonella o Campylobacter, entre otros. Debemos seguir las mismas normas higiénicas que seguiríamos si fuera un alimento para consumo humano (no recongelar, descongelar adecuadamente…).

Planificación de la dieta

Probablemente uno de los puntos más importantes es conseguir una dieta equilibrada que satisfaga las necesidades fisiológicas de los hurones. Esta plantificación puede realizarse por periodos cortos como semanas, con un enfoque más global mensual. En la actualidad es relativamente fácil encontrar calendarios con dietas que se acercan bastante a lo que consideraríamos ideal para un hurón.

A continuación aportamos algunos datos orientativos que pueden servir para establecer un calendario, aunque siempre recomendamos que la dieta sea revisada por un veterinario especializado en animales exóticos.

Aunque las proporciones pueden ser algo variables, podríamos tomar como referencia los siguientes valores:

  • Musculatura (40%)
  • Corazón (20%)
  • Grasas/aceites (20%)
  • Vísceras (10%)
  • Huesos (10%)
  • Otros complementos (variable)

Musculatura

Cuando hablamos de músculo hacemos referencia a la porción magra de la carne, rica principalmente en proteína. Sabemos y siempre insistimos en que no debe alimentarse a un hurón únicamente con filetes, pero esta musculatura sí debe constituir alrededor de un 40% de la dieta. No en vano, los hurones comen carne.

Pueden emplearse diferentes fuentes de carne, entre las que se incluyen conejo, aves (pollo, pavo, pato, codorniz), caballo, ternera y cordero, entre otros. Por lo general se recomienda limitar el consumo de carne de cerdo, y usar principalmente carne sin grasa.

Otra buena fuente proteica que puede emplearse en hurones es el pescado blanco, si bien la frecuencia en la dieta no será ni mucho menos la que establecemos con la carne magra. La aceptación por parte de los hurones es variable, y algunos de ellos son poco amigos del pescado. Entre los pescados recomendados se incluyen merluza, pescadilla, lenguado, acedía, rape, lubina o rodaballo, entre otros. Debe evitarse pescado en salazón.

Corazón

Aunque el corazón es principalmente musculatura, habitualmente se considera a parte de la carne magra debido a las particularidades de su composición. Quizás la característica más distintiva es su elevado contenido en taurina, uno de los aminoácidos de mayor importancia en la nutrición de los hurones.

Grasas/aceites

Las grasas constituyen la principal fuente de energía, y suelen recomendarse porcentajes cercanos al 20% de la dieta. Pero, ¿cómo aportamos estas grasas? No se trata de dar grandes trozos de tejido adiposo (graso), sino que preferimos el uso de las partes mas grasas de conejo y/o ave (principalmente la piel con su grasa subcutánea). Debemos evitar o limitar las grasas provenientes de rumiantes o cerdo, ya que poseen un mayor contenido en ácidos grasos saturados.

El pescado azul (salmón, trucha, sardina, boquerón) es rico en grasas poliinsaturadas, y son recomendables por su relación de ácidos grasos omega 3 y omega 6. El aceite de salmón es especialmente recomendable para el mantenimiento del pelaje y puede ayudar a la prevención de tricobezoares (bolas de pelo).

Vísceras (órganos)

En condiciones naturales, cuando un hurón ingiere su presa lo hace con la mayoría de sus vísceras. Por lo tanto, debemos incluirlas en la dieta de nuestros hurones domésticos, ya que constituyen una de las principales fuentes de vitaminas. Entre los más usados se incluyen el hígado, los riñones, los pulmones y/o los sesos. Debe prestarse especial atención a la posible presencia de alteraciones que nos hagan desecharlos.

Huesos

El uso de huesos en las dietas crudas en hurones tiene como principales objetivos el aporte de una fuente de calcio, y el uso de los molares para prevenir la formación de sarro. Deben recomendarse huesos que sean relativamente fáciles de masticar (como los de cuello de aves), especialmente en aquellos animales que se inician en el consumo de carne cruda. Algunos hurones son reacios al consumo de huesos y puede ser necesario su aporte a la dieta una vez triturados.

Entre las posibles complicaciones asociadas al consumo de huesos se incluyen astillas o constipación debido a un exceso de ingesta. En nuestra experiencia, los problemas secundarios a la ingesta de huesos son infrecuentes, aunque siempre son posibles.

Otros complementos

Como complemento a la dieta base del hurón, pueden emplearse otras fuentes de alimentación, tales como huevos, presas enteras o complejos vitamínicos (de los cuales no debe abusarse).

Aunque pueden aportarse huevos crudos, por lo general solemos recomendar su cocinado por el riesgo de salmonelosis. Una buena opción es darlo cocido, que además de ser más seguro, será más nutritivo para nuestro hurón.

En algunos casos pueden emplearse presas enteras, normalmente de pequeño tamaño como codornices o pequeños roedores. Puede ser especialmente interesante en animales jóvenes o que se están introduciendo a una dieta cruda.

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