Las procesionarias del pino, también conocidas como orugas del pino, son lepidópteros (mariposas) nocturnos cuyo nombre científico es Thaumetopoea pityocampa. El nombre común de «procesionarias» viene derivado de la forma que tiene la oruga de desplazarse en fila por el suelo, como si se tratase de una procesión.
El ciclo biológico comienza al final del verano cuando las mariposas salen del terreno, los machos fecundan las hembras, y éstas depositan los huevos en las agujas (hojas) de los pinos. Tras aproximadamente unas 4 semanas, los huevos eclosionan, y surgen las orugas que sufrirán cuatro fases larvarias. Durante la fase de larva 3, construyen el nido o “bolsón de seda” en el pino.
La procesión, para la fase de enterramiento, suele ocurrir al inicio de la primavera con el aumento de la temperatura. Sin embargo, en zonas de clima cálido como en el sur de España, se han llegado a observar en los meses de enero. Esta procesión terrestre llama mucho la atención de nuestras mascotas, que se acercan y mantienen contacto con las orugas y las lamen, e incluso en algunos casos las ingieren, produciéndose la intoxicación.
Las orugas poseen unos “pelos” especiales urticantes que contienen una toxina llamada thaumatopina. Estos pelos pueden llegar a nuestras mascotas por contacto directo con la oruga, por los nidos caídos de los pinos que contienen pelos y exudados de oruga, o por los pelos desplazados por el viento, aunque esta última posibilidad es menos frecuente. Esta toxina produce una prolongada reacción inflamatoria por liberación de histamina de los mastocitos, causando una dermatitis tóxico-irritativa similar a una reacción alérgica aguda.
La localización más frecuente de lesiones es en la cavidad oral, produciendo estomatitis, glositis (inflamación de la lengua) y queilitis (inflamación de los labios). También se han descritos casos clínicos con rinitis (inflamación de la mucosa nasal), blefaritis (inflamación de los párpados), queratitis (inflamación de la córnea) y úlceras corneales. Esta reacción inflamatoria tiene dos fases, la erosiva y posteriormente ulcerativa, que penetra hasta la submucosa impidiendo la regeneración. La rapidez y efectividad de la terapia son claves para que el proceso evolucione hacia la curación.
¿Qué signos puede mostrar nuestra mascota?
Los signos dependen del grado de exposición. El contacto directo o ingestión de la oruga produce signos más rápidos y graves que si el contacto es indirecto.
Signos agudos:
- Ptialismo (excesiva salivación).
- Rascado de la cara con las patas.
- Continuos gestos de deglución (tragar saliva).
- Glositis y cianosis (hinchazón y coloración azulada de la lengua).
- Angioedema que puede generar asfixia.
- Vómitos.
- Estornudos (si ha olfateado).
- Blefaritis, queratitis.
Si el proceso continúa, podemos ver síntomas como dificultad respiratoria, aumento de temperatura, edema laríngeo, convulsiones, y en casos muy graves hasta la muerte.
Las lesiones locales suelen evolucionar a una necrosis y pérdida del tejido afectado.
¿Qué debo hacer si sospecho o he visto a mi mascota en contacto con procesionarias?
Una rápida atención veterinaria es fundamental para que el pronóstico sea lo más favorable posible.
Según la gravedad del proceso el veterinario aplicará el tratamiento más adecuado. La administración intravenosa/intramuscular de corticoides, así como el lavado de la zona afectada con agua templada son fundamentales, ya que el calor desactiva la toxina. No debemos hacer los lavados a nuestras mascotas sin protección, ya que los pelos de oruga también son tóxicos para nuestra piel, pudiendo provocarnos lesiones cutáneas.
En casos graves los pacientes pueden requerir incluso la hospitalización y control continuo del hasta controlar los síntomas. Es de suma importancia monitorizar que el animal pueda alimentarse por sí solo o necesita ayuda hasta el control de las lesiones
Las secuelas de las lesiones se irán observando tras 7-10 días.
¿Cómo podemos proteger a nuestras mascotas?
La mejor prevención es evitar el contacto con las orugas o nidos. Evitar los paseos por parques con pinos en las épocas de enero-mayo.
Si las orugas están en nuestra propiedad es recomendable luchar de forma activa. La poda de las ramas, eliminación de los nidos de forma manual y con cuidado de que no reciban golpes para no diseminar la toxina, el uso de insecticidas, o trampas con feromonas atrayentes de machos, son medidas útiles para combatir la plaga y sanear nuestros pinos. Se aconseja para estas actividades personal especializado que posea material y protección adecuada para estos fines.
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